top of page
Foto del escritorJoselyn Silva

In Memoriam: Jason David Frank AKA Tommy Oliver



PMC 2010, Pasadena, California.

[English below, soon]


Ayer se regó por redes la noticia del fallecimiento de Jason David Frank, mejor conocido por su papel como Tommy Oliver en Power Rangers.


JDF fue Green y White Ranger en Mighty Morphin Power Rangers, Red Ranger en Zeo y Turbo, Black en DinoThunder y participó en varios especiales, como el clásico Forever Red de Wild Force y la Batalla Legendaria de Super Megaforce, así como en un cameo en la película de 2017 junto a Amy Jo Johnson (aka Kimberly Hart), con el cual muchos gritamos de emoción en el cine.


De ser un Ranger malvado al servicio de Rita Repulsa en MMPR a ser un mentor en DT... Pese a que no era santo de mi devoción, como se dice coloquialmente, su personaje estuvo bien desarrollado; sobreexplotado, hay que decirlo, pero bien desarrollado.


Ayer estuve fuera de redes todo el día. Cuando me conecté por la noche fue un golpazo tremendo. Creí, como muchos, que se trataba de una broma o un rumor, pero tras ver los mensajes de otros actores y actrices como Walter Jones, Amy Jo Johnson, Blake A. Foster... y las publicaciones de Ranger Latino —entre otros—, caí en cuenta de que era cierto y fue como una cubetada de agua fría; qué digo fría, helada. No pude dejar de llorar y hoy, al escribir estas líneas, sigo llorando.


Tal vez no fue mi Ranger favorito entre todos, pero lo amé profundamente como White Ranger y Black Ranger. Aún recuerdo que cuando la villana de DT le dice que ya está muy grande para eso (ser un Ranger), Tommy responde «puede ser, pero aún tengo agallas» y se transforma en el BraquioRanger con la dinogema negra. Carajo, grité y brinqué; me emocioné muchísimo. Tommy ya no sólo era un mentor: era el cuarto Ranger y mi crush, debo admitirlo. Y es que sí se veía muuuuuy bien como paleontólogo.


Las palabras faltan y al mismo tiempo sobran. Todo mi Instagram se llenó de condolencias, fotos, videos, recuerdos... tanto de sus compañeros actores y actrices como de fans, cosplayers, coleccionistas y otros tantos nostálgicos de los 90.


Conocí a JDF en 2010 en la Power Morphicon Convention en Pasadena, California. Aquella vez me llevaron mis viejos como premio por un buen promedio y no podía estar más feliz. Conocer a mis héroes era un sueño hecho realidad. JDF era el más cotizado (y caro) pero no me importó, adquirí la foto con él, lo abracé y le agradecí por haber hecho de mi infancia algo maravilloso. Tras la foto, les digo, lo abracé (aunque creo que no estaba permitido jiji) y me fui a llorar a los brazos de mi madre. No terminaba de digerir lo que acababa de pasar. Y hoy me siento un poco igual.


Hace rato, mientras intentaba trabajar, me llegó la notificación de un video en vivo de Amy Jo Johnson. Lo abrí. Me quebré. Verla llorar me quebró. Cantó tres canciones para JDF y yo no podía dejar de llorar. Tal vez algunos dirán que qué estúpido, que era sólo un actor que no tenía ni idea de mi existencia y que qué oso vivir con un pie en la nostalgia infantil de los 90 amando a los Power Rangers y peor aún, creyéndose uno.


Me vale madres. Yo lloro por quien se me da la regalada gana. Mi sentimiento y el de los miles de fans de la Ranger Nation es válido porque para muchos los Power Rangers no fueron sólo una serie: son nuestra familia y hogar. Ya lo he puesto por acá, cuando el mundo se me cae a pedazos me aferro a tres cosas y una son los Power Rangers. De ellos he aprendido sobre la amistad, la lealtad, honestidad, valentía, templanza, prudencia, trabajo en equipo, inteligencia, sabiduría, fidelidad, amor, honor, fuerza... tantas y tantas cosas... Así que no me vengan a decir que no tiene caso llorarle a JDF (o a Ernie, Trini, Udonna, Shane, Lord Zedd...); es un duelo perder a tu héroe y más por la pinche p*** depresión.


Porque entre las cosas que más duelen está esa, que no fue un accidente como en el caso de Thuy Trang (aka Trini Kwan, la Yellow Ranger original), sino por su propia mano a causa de la depresión que sufría. O al menos es la versión oficial. No quiero ahondar en el cómo, pero joder, duele hasta el carajo. Como alguien que vivió (y vive, ocasionalmente...) con ideas suicidas sé el infierno que se siente. Efectivamente crees que sólo hay una salida y que ya nada tiene sentido. Aunque es cierto que, como me decía una muy querida amiga, el suicida no quiere morirse, estrictamente hablando; quiere dejar de sufrir. Y puedo confirmarlo. Uno no desea la muerte por la muerte en sí, sino como una suerte de alivio cuando ya no se puede más.


No sabemos qué cargas tenía encima JDF. Muchos especulan, pero sólo el suicida sabe sus razones. Y no, a veces no importa cuánto amor se tenga alrededor: recordemos que la depresión es una enfermedad, no un estado del ánimo.


Y si creen que el suicidio es una «salida fácil», vengan y les rompo la madre. No lo es, nunca lo será. No es que nos dé miedo afrontar los problemas, créanme que queremos hacerlo, pero a veces no se puede más; a veces ni mente ni cuerpo ni espíritu pueden más porque todo alrededor es un maldito pozo oscuro y lleno de mierda desde el cual no podemos ver la luz. Se necesita ayuda profesional y entiéndase ésta como psiquiatras y psicólogos. No se es débil por pedir ayuda. No se es débil por recurrir a medicamentos, internamientos o cualquier otra cosa por el estilo. Pero por favor, lo remarco: con PROFESIONALES.


Desgraciadamente en México carecemos de un sistema de salud mental. A los que tenemos ideas de muerte se nos discrimina, terminamos en urgencias o en alguna estación de policía con gente diciendo que qué pendejos somos, que si nos queremos matar nos matemos y ya, sin tanto rollo; que nada más causamos angustia y molestias, o cualquier otra estupidez.


¿Sabes qué sí ayuda? Que nos digas que aquí estás, sentirte cerca (sin que nos presiones a salir, hablar o contarte lo que pasa), que nos apoyes buscando ayuda profesional tomando en cuenta nuestras necesidades, que nos digas día con día cuánto nos quieres, que nos recuerdes por qué somos valiosos. A veces algo tan aparentemente tonto como «vi esto y me acordé de ti» causa una revolución en nuestro interior. Claro, estoy generalizando lo que he vivido, pero al interactuar con otros suicidas he visto puntos en común. Y esas «pequeñeces» son de las cosas que más nos mantienen a flote: «pienso en ti cada vez que veo un girasol», «escucho metal gracias a ti», «estudié tal cosa porque fuiste el único que me apoyó», «soñé contigo y fue hermoso»... and so on...


Tal vez en los días que vienen pueda escribir más al respecto y hacer un mejor homenaje, pero no quería que, eso, los días pasaran sin que JDF tuviera una mención aquí. Duele, y duele un chingo; y sé que no pasará tan pronto ni tan fácil. Muchos seguiremos tristes, enojados, frustrados, preguntándonos tantos porqués... Y no tendremos respuestas. Aprenderemos a vivir con este dolor. Porque otra vez, para muchos los Power Rangers no son un montón de actores y actrices con trajes de colores que combaten con monstruos; son nuestros héroes, son nuestra familia, nuestro hogar, nuestro lugar seguro. Y la prueba personal es que, cuando la depresión quiere ganar la partida y llevarme a la muerte, le grito lo más fuerte que puedo que soy una Power Ranger y que se joda. Claro, sigo en terapia y tengo apoyo farmacológico, además de una red de apoyo, pero, como me pidió David Yost, me aferro a ese «soy una Power Ranger» para sobrevivir un día a la vez.


Quiero creer que existe un lugar para los Rangers caídos.

Quiero creer que JDF estará ahí con Thuy Trang, Robert Axelrod, Richard Genelle, Peta Rutter, Pua Magasiva y otros tantos. Se lo merece.


Lo dicho, en otra entrada haré un mejor homenaje y compartiré algunos videos y fotos en su honor.


Sólo quedan dos cosas que decir:


MAY THE POWER PROTECT YOU ALWAYS, JDF

ONCE A RANGER, ALWAYS A RANGER


QUE EL PODER TE PROTEJA SIEMPRE, JDF

UNA VEZ RANGER, SIEMPRE SE ES RANGER



Les abrazo, Rangers.


Jos









58 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page