¡Albricias! Sigo viva, dando lata y, debo decir, inmensamente feliz.
El pasado 30 de junio participé con una ponencia en el Congreso Internacional Visiones de lo Fantástico V: Fantástico e Ideología, en la Università degli Studi di Torino, Italia. Fue, como el nombre del congreso indica, ¡fantástico! *fanfarrias y serpentinas 🎉🎊
Ya había colocado por acá el tema, pero ahorita —y en las entradas siguientes— les platico más de ello. Abordé la obra de Alejandra Gámez, aka The Mountain with Teeth, artista mexicana de webcómic y novela gráfica desde varias teorías de lo fantástico, como las de Todorov (el eterno amado y odiado entre nosotrxs), David Roas, Rosemary Jackson, Lauro Zavala y Omar Nieto. También recurrí a otrxs autorxs como H.P. Lovecraft, Will Eisner o Borges y me faltó tiempo para abarcar correctamente —entiéndase como de una forma consciente, analítica y crítica— a otrxs teóricxs como Rosalba Campra (¡a quien conocí y con quien platiqué!), más textos de Roas, Alazraki, numerosas entrevistas a Alejandra y un largo etcétera.
Quince minutos son muy poquitos a comparación de todos los meses (¡sí, meses!) que invertí leyendo teoría, los libros y tiras de Ale, haciendo los análisis y críticas... pero estuvo bien. Me voy de Torino contenta, satisfecha y orgullosa.
En la mesa estuve con una colega de Polonia y otra de España que trabajaron principalmente a Mariana Enríquez, escritora argentina que me gusta bastante. Dado que la conferencia magistral anterior a nosotras se extendió, empezamos tarde y no hubo tiempo para preguntas, pero aun así recibí buenos comentarios.
Varixs colegas de acercaron para decirme que les había gustado mi presentación, pese a que no conocían a Ale/TMWT. Una de ellas, de Polonia también, me comentó que la buscaría para compartirla con sus alumnxs. A otra colega, de Colombia pero que trabaja en Oklahoma, le regalé Historias del mar (Océano, 2021). Coincidió en que es una edición muy bonita y en que el trabajo de Ale es impresionante. Otrxs más tomaron los datos de las redes de TMWT y —espero— los míos.
Como apuntaba en redes, esos quince minutos han sido de los más bonitos de mi vida y no sólo por el hecho de dar una ponencia al otro lado del charco (¡es mi cuarta ponencia internacional!) sobre una artista que amo, sino porque creo que es un parteaguas en mi vida.
Quienes están más cerca seguro saben a qué me refiero cuando hablo de demostrarme a mí misma que sí puedo hacer ciertas cosas, aunque sea a un ritmo distinto. Varixs aún me recuerdan cuando decía que no llegaría a los cuarenta y ríen; yo honestamente no sé si reír. Claro, hoy veo lo absurdo de la frase y de mí diciéndola, pero lo que había debajo era muy complejo.
Antes de venir a Italia para mí era impensable el caminar cuatro kilómetros diarios. Vamos, uno solo me tiraba en la cama durante muchas horas. Los tres días del congreso caminé aproximadamente esa distancia... ¡pero qué decir de Roma, Florencia y Milano, que pasaron de los diez o incluso quince! Subí, bajé, hice, deshice... y no morí. Bueno, hubo días en que sí fui un bulto e incluso tuve que suspender varios paseos, pero no terminé siendo una plasta; sólo necesité hacerme taquito y dormir.
Entonces, punto uno: me demostré que puedo tener actividad física sin morir en el intento. Eso sí, necesito tener un motivo y una ruta, hablando de caminar, pero abre la puerta a volver a la natación y otros tipos de ejercicio.
OJO:
Estoy hablando de MI CASO. Recuerden que este blog no debe tomarse como una guía clínica para pacientes autoinmunes o de otro tipo; son mis experiencias. Por favor consulten a sus médicxs antes de intentar una nueva rutina o tratamiento y sobre todo tengan mucho cuidado si tienen SFC/EM, Long Covid, PEM o similares.
En un segundo punto vi que puedo trabajar haciendo investigación y crítica literarias. Sacar la ponencia no fue cosa sencilla, pero lo hice. Cierto, quizás en otro momento me hubiera llevado un cuarto del tiempo empleado o incluso menos, mucho menos, pero pude hacerlo y fue de calidad. Sí, ésta puede subir, pero no quise abusar. Vayamos paso a paso.
Saberlo y hacerlo me lleva a un tercer elemento: la posibilidad real, muy real, de por fin estudiar una maestría. De hecho fue curioso; otro compa de Colombia que trabaja en Estados Unidos me aplaudió el haberme aventado al congreso con sólo la licenciatura (casi todxs están en o ya tienen el doctorado) y salió porque tanto él como otra colega italiana me dijeron que me veía muy joven. (Ay esos genes traga-años de las Rendón, ¡ea!). Les platicaba que estoy estudiando la licenciatura en Psicología y que planeo hacer un máster en Psicooncología y Cuidados Paliativos, pero que también quisiera hacer una maestría en Letras. Y obvio, después de todo eso, el doctorado. Chan chan chan.
Sí, ya sé, necesito tiempo, salud y recursos. Aún no sé cómo, pero lo conseguiré.
Ya tengo en la mira varios programas tanto en México como en el extranjero. Y si mamá no se equivoca y en efecto allá arriba están marcando un camino (de muchos posibles (?)), puede que regrese a uno de los lugares donde ya estuve como ponente. No quiero hacer más spoilers, pero podrán imaginarse a qué ciudades me refiero.
Cuarto. Tengo que regresar a los idiomas. El congreso fue una locura. Si bien la mayoría de las mesas fueron en español, también había ponentes en inglés, francés, portugués, italiano y no recuerdo si en catalán también. Llegó un punto donde entendía parcialmente lo que se decía pero ya no sabía en qué lengua me estaban hablando y cómo la estaba interpretando mi cerebro; y viceversa, se me cruzaban los cables al hablar y era una mezcla de los idiomas que he estudiado hasta el momento, así fuera sólo un poco (como un «Tiahui!»).
Hallé acá la inspiración que me hacía falta para regresar a esos estudios. Necesito hacerlo, tanto por la parte laboral como para que mi cerebro se sacuda el óxido y estimular la plasticidad neuronal. Que me va a costar, sí, lo sé, pero tampoco para ello me rajo.
¡Quinto! De la mano con el anterior, tengo que seguir aprendiendo de todo: leer, ver películas, escuchar música, ir al teatro, visitar museos, salir a caminar, viajar en el interior de la República, preguntar, investigar, probar nuevas cosas. No basta con la literatura. Era algo que ya sabía, obviamente, pero vino bien recordarlo. No sólo para «tener tema de conversación» o andar de mamadora, sino por mí. Necesito volver al arte y la vida después de tantos años de cerrarme en un solo tema: la salud (o la falta de ella).
Y ya para terminar, el sexto.
Otra de las cosas que me aventé a hacer en este congreso fue a dar mi tarjeta y compartir aunque fuera brevemente los temas que trabajo. Fue así que conocí a colegas de otros países y de todas las edades; lo mismo banda de más o menos mi edad hasta investigadorxs consolidadxs de más de ochenta años. Me tragué el miedo y la pena y me acerqué a ellxs. ¿La constante? No basta con platicar que trabajo a Alberto Chimal, LIJ, novela gráfica, ciencias cognitivas y demás; es necesario mostrarlo (show, don’t tell). Es así que voy a subir a este su blog de confianza varios de mis artículos, ensayos y cuentos para que exista un punto de referencia sobre mi obra. Estoy empezando y tengo que darme a conocer.
Y pos creo que ya. Se me agotaron las cucharas, pero luego les sigo contando y les enseño fotos.
Gracias por pasar y leer.
Jos
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